Desde las elecciones del 20-N y de manera recurrente, parece que el debate está entre la agenda de la austeridad y la agenda del crecimiento. Me van a permitir decir que esto me parece tan simplista como aquello de que con Rajoy al día siguiente empezábamos a crear empleo, o que ahora con Hollande mañana empezaremos a crecer. Por seguir con la ironía, no deja de ser curioso que de momento los únicos que crecen en Europa sean los que llevan la etiqueta de austeros.
No hace mucho escuché a alguien (siento no acordarme para citarlo y también siento lo macabra que es la comparación) que España es un país drogadicto, enganchado al gasto público, y que lo que padecemos es una gran crisis de abstinencia o mono. Siguiendo con la metáfora vamos a buscar el tratamiento sustitutivo menos malo, la metadona, para quitarnos de nuestro problema pero sin morir en el intento; Y sin olvidarnos que no sólo tenemos una crisis producida por el mono, sino también una crisis financiera y real (quedándome sólo en lo económico).
Por tanto, mi primera opinión en este post es que no podemos renunciar a combatir un gasto público nacional, autonómico y local tan desmesurado en su tamaño como ineficiente en su contenido. Pero también es cierto que la operación de desmontar el efecto crowding out organizada por la Administración Rajoy (lo cual explicaba aquí) puede tardar en generar el resultado esperado más tiempo del que podemos esperar, o ser insuficiente.
En este sentido podemos buscar una solución en la experiencia americana o de manera más cercana en la experiencia suiza. En donde las fuertes operaciones de reducción de gastos públicos en administraciones que se habían excedido han sido compaginadas con una operación de inversión pública por parte de los otros niveles de la administración. Por ejemplo, cuando el Gobierno de Suiza tuvo que realizar una fuerte contracción del gasto, los gobiernos de los Cantones -que tenían unas finanzas saneadas- se encargaron de acompañar a la inversión privada con inversiones públicas eficientes.
Evidentemente esto no es posible en España puesto que todas las administraciones padecen del mismo problema, y por tanto ninguna tiene margen de maniobra dentro de la Ley de Estabilidad y Sostenibidad (explicada aquí en referencia a la experiencia de Suiza).
Por el contrario, la solución sí podría venir de la mano de un presupuesto federal, en nuestro caso, de la Unión Europea. Evidentemente con lo que tenemos no se puede hacer nada, puesto que el actual presupuesto comunitario ronda tan sólo el 1% del PIB y en su mayor cuantía está repartido a los gobiernos de los Estados Miembros por lo que podemos hablar de transferencias más que de gasto federal.
En consecuencia, mi propuesta es dedicar más esfuerzos a lograr una verdadera política fiscal de la Unión. Por un lado, ya tenemos diseñado el control coordinado de los gastos nacionales, pero hay que compaginarlo con un plan de inversiones federal; Por el otro, hay que avanzar rápidamente en una armonización fiscal orientada a generar el nuevo presupuesto.
Por el contrario, propongo dedicar menos esfuerzos en conseguir demoras en el cumplimiento de nuestro compromiso de déficit. Porque… en cualquier caso: ¿Tiene España capacidad de financiar nuevos incrementos de déficit en el marco de la crisis de deuda soberana que sufrimos?
Un presupuesto fuerte de la Unión permitiría separar territorialmente el origen de los recursos del destino de los mismos, lo que ayudaría a combatir mejor los riesgos (en el caso actual, las evidencias) de socks asimétricos en una Unión Monetaria no óptima. Por tanto, es fundamentalmente un presupuesto para tiempos, territorios o sectores en crisis.
Asimismo, ayudaría a separar las decisiones de gasto público del ciclo electoral nacional (de lo que hablaba aquí), lo que implicaría una elección del destino de los recursos públicos con más probabilidad de resultar eficiente, con mayor repercusión en la creación de un mercado único, y menos electoralista.
¿Os parece descabellado? ¿Cuánto tiempo sería necesario para su aplicación? ¿Cómo sería la armonización fiscal? ¿Se podría hacer sin elevar el peso del sector público en Europa de manera estructural?
Enrique Martínez Cantero
Experto en estrategia y gestión pública por el IESE
CEO en Red2Red Consultores