Buenos días. Mi nuevo artículo: ¿Y si es crear empleo creciendo unas décimas nuestro reto asumible? ¿Y si crecer un 3% no es un reto asumible en el próximo lustro? ¿Y si es este el verdadero cambio de modelo productivo que necesitamos?
Hay dos ideas que empiezan a ser recurrentes sobre nuestra perspectiva económica:
La primera es el elevado riesgo de que las economías occidentales entren de nuevo en recesión. Roubini no hace mucho lo situaba en el 60% y el FMI nos alerta de esta posibilidad con frecuencia.
La segunda se la he oído y leído a Toribio repetidas veces y es la posibilidad de entrar en un escenario en el que se dan dos fenómenos simultáneos; una economía estancada pero que a la vez cuenta con empresas fuertes internacionalmente y con una tasa de paro aceptable como ha sido el caso de Japón.
Sin embargo, seguimos escuchando en todos los ámbitos la consigna de que España tiene que crecer por encima del 3% para crear empleo; pero ¿es un reto asumible tal objetivo para nuestra economía? ¿Se dan las circunstancias externas e internas para que sea viable? ¿Y si no lo conseguimos … debemos renunciar entonces a bajar de los 5 millones de desempleados?
Por tanto, no lo expreso como deseo pero si como un objetivo second best: deberíamos empezar a plantearnos cómo ser capaces de crear empleo y construir un futuro a largo plazo a partir de un crecimiento de décimas del PIB y apoyándonos en nuestras empresas internacionales. En el mejor de los casos, si finalmente no entramos de nuevo en recesión, aprovecharemos mejor el crecimiento.
Para lograr este reto convendría trabajar en garantizar las reglas de juego y tener presente que éste es un objetivo a la hora de definir y aplicar cualquier política pública:
- El precio de los bienes, servicios y el dinero es la regla básica del juego. Las políticas presupuestarias y fiscales pueden trabajar en, al menos, no generar más incertidumbre a diferencia de lo ocurrido en los últimos años.
- Garantizar la seguridad jurídica de las personas físicas y jurídicas. Muy en particular resucitar el derecho administrativo que garantice que el Estado es un actor más en igualdad de condiciones ante la justicia y que, por tanto, no puede siempre y en cualquier circunstancia aplicar su poder coercitivo.
- Incorporar como objetivo de la política exterior y de nuestro servicio diplomático colaborar con nuestras empresas en el exterior y exigir la seguridad jurídica de las inversiones en los países de destino.
- Obligar a competir en un mercado no protegido y desregularizado a nuestros servicios profesionales aplicando plenamente la directiva de servicios. Acostumbrados a trabajar bajo la protección de asociaciones y colegios profesionales difícilmente van a poder competir en el exterior.
Pienso que este reto sí es asumible porque no depende del exterior, ni depende de más gasto público, ni tampoco genera un coste político inasumible. Por esto último no he incluido la necesaria reforma del mercado de trabajo y la recuperación de la unidad de mercado. No obstante, también habrá que abordarlo y gestionar su coste político.
Enrique Martínez Cantero
Experto en estrategia y gestión pública por el IESE
CEO en Red2Red Consultores
Nota: este post fue publicado originalmente en http://tl.gd/daab3n ·